Urbano (1)


Urbano llamaba a los bares siempre en femenino, como hacen con la mar algunos marinos viejos, aunque descoordinara artículo y sustantivo con ello. Él hablaba de la Leandro, bodeguilla donde expendían vino a granel para llevar y tomar, de la Colón, cafetería buena tanto para el naipe como para la prensa, o de la Dynamic, donde se tomaba una copa si había que restringir la excesiva libertad del tiempo. Vamos, que Urbano daba trato de mujer a los bares, como quizás hagan los hombres con todo lo que aman y todo lo que temen.
Aquí, independientemente de su tamaño, los asentamientos humanos secularmente han originado un elemento para encauzar buena parte de la vida social de la comunidad: el bar. Este símbolo de civilización nos ha estructurado la intra-historia, siendo reflejo de la situación de los pensamientos y pasiones colectivas. Viendo la raigambre de la institución en las rutinas de las gentes, uno da en fechar su germen en la noche de los tiempos, y se imagina, a modo de origen del invento, la escena ancestral de un grupo de homos departiendo alrededor de una de las hogueras que iluminan tenuemente el orbe que implacable se les echa encima, compartiendo alimento, miedos, alguna sustancia psicotrópica, experiencias, esperanzas y sentimientos.
El bar, en todas sus acepciones de taberna, chupitería, club, garito, disco-pub, cervecería, chigre, sala de fiestas, pulpería, tablao, venta, cafetería, asador, bar de copas, tugurio, figón, discoteca, chiringuito, bocatería, choco, restaurante, cantina, burger, pub, salón de té, bodega, bodeguilla, bodegón, fonda, hogar, chiscón, merendero, cabaret, quiosco, barra americana, café, sidrería, sindicato, mesón, tetería, café-cantante, güisquería, chocolatería, casino, tasca..., ha ido infiltrándose sin distingos en el tejido social, existiendo, además de individualmente, en simbiosis con las especies más insólitas, lo que le ha hecho ser cómplice de los hombres en multitud de facetas. Así, es docto en las universidades, aséptico en hospitales, maestro de ceremonias universal, glamuroso entreactos, baño público, político en sindicatos o sociedades o casas del pueblo o parlamentos o palacios, luctuoso en los tanatorios, refugio del inclemente meteorológico, trashumante por las fiestas patronales, arriesgado en casinos, desfogadero sexual, gastronómico desde luego, jerárquico en los cuarteles, laboral como oficina, asociativo en peñas y hermandades, folklórico en centros regionales, ecuánime en los juzgados, sala de lectura-biblioteca, penoso junto a prostitutas y proxenetas, móvil en los cócteles, inestimable de consulta psicoanalítica popular, acogedor en los hoteles, musical albergando conciertos, foro de libre expresión en tertulias, destino cuando no se sabe o no se tiene dónde ir, católico pegado a iglesias y, por dar término al chorreo, cotidiano dentro del mueble del salón de cada casa.
Urbano, atávico, iba a bares.

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