En blanco y negro


Que conste que no tengo nada contra las máquinas. Pero es que yo empecé a escribir (por gusto, se entiende) a mano, con lápiz y papel, como me enseñaron en parvulario. La única innovación que introduje fue el uso del portaminas, siempre me ha gustado escribir con trazo fino, afilar constantemente la punta del lapicero se convirtió en una exigencia cansina. Por cierto, jamás me logré acostumbrar a escribir con tinta, corrijo obsesivamente, de manera que los folios terminaban demasiado tachados, me era más útil poder borrar con la goma. Lo del teclado vino luego. No… Si no me parece mal, todo lo contrario, si yo ya sólo tecleo… Además también tiene su encanto… Tac, tac, tac… Como el protagonista de una película del jólibu dorado… Y la de posibilidades que la tecnología da... Ahora hago, ahora deshago, ahora corto, ahora copio, ahora pego, ahora guardo… No echo de menos al grafito… Sólo me quedó residente la apariencia, el encanto de ver palabras negras sobre fondo blanco.

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