Urbano (3)


El barrio de Urbano se sitúa en la orilla opuesta a la que confina a la ciudad vieja, entre el río y la desembocadura del canal que perpendicular llega del norte, carretera hidráulica ejecutada en los tiempos en que la tecnología latía con ruedas dentadas, digería minerales sólidos en pesadas combustiones y emitía un ruido atronador, que ahora se usa para sostener regadíos y como incierto reclamo turístico. El obstáculo fluvial se vadea por un puente del Medievo, lugar de encuentro y saludo obligado para los convecinos, y por tanto de referencia, de manera que al tener que ubicar un emplazamiento siempre se comenzaba con la acotación, al otro lado, o no, del puente. Esta localización daba al barrio fama de arrabalero, que ciertamente le viene de sus orígenes, cuando la revolución industrial generalizada, llegada a estas regiones con un siglo de retraso, sustituyó las eras, huertas y conventos en viviendas para albergar a la clase obrera. Esta percepción socioeconómica plebeya estaba cambiando en estos tiempos de expansión metropolitana, considerándose ahora como una zona bien situada o semi-céntrica, en la que han ido asentándose en los pisos de nueva construcción individuos pertenecientes a la más pudiente clase media, asalariados cualificados y profesionales liberales, que cohabitan con el morador autóctono en aparente armonía.

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