El fin y los medios


La institución de la iglesia es el custodio del mensaje más transgresor que he escuchado: el amor como sentido de lo humano. Al menos para mí, ésa es la revolución pendiente. La misión de la iglesia es conservar ese mensaje para las generaciones futuras. Aquí viene el problema: la institución tiene el convencimiento que si ella desaparece, desaparece el mensaje. Así, con el objetivo de pervivir, la institución actúa en ocasiones en contra del mensaje. Es decir, la importancia del fin justifica cualquier medio.
Ahora el mensaje está lastrado por la institución, pero la institución, mal que bien, custodia el mensaje. ¿Merece la pena conservar el mensaje del amor si a cambio hay que mantener la institución a cualquier precio? ¿Realmente sin la institución no sobreviviría el mensaje? ¿El triunfo del mensaje llegará cuando no necesite de una institución que le guarde?

2 comentarios:

El paso del ciempiés dijo...

Yo siempre he pensado que el fin no justifica los medios, aunque quizá me quedé en una ética kantiana, que no es perfecta pero tampoco tiene corrientes de aire por las que se le pueda escapar cualquier justificación... Me ha recordado a una frase del nuevo testamento que siempre me ha levantado chispas: "y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". Tampoco tiene mucho que ver con la institución. Como todas, se sostiene a sí misma, sostiene el poder de los que la componen y no el mensaje. Eso creo yo. Será otra utopía irresoluble...

Mitácora dijo...

Por supuesto, por supuesto. Con el transcurrir de los siglos todo está mezclado en un totum revolutun de mucho cuidado. La iglesia empezó luchando por su supervivencia, convencidos de la fuerza de su mensaje, para lo cual tuvieron que asaltar el poder. De la arena del circo pasaron al mármol de los palacios. A fecha de hoy hay de todo, los que se lo creen de mentira porque les es más cómodo, los que no se lo creen pero viven como "curas", los que necesitan creer un catecismo, los que se lo creen de verdad y se parten el pecho todos los días... La iglesia es muy grande...

La inquietud del post me asalta desde que tuve la ocasión de conversar con una persona próxima a la teología de la liberación... Al final, cuando le arrinconabas con el argumento (más que argumento, evidencia histórica) de las aberraciones cometidas por la iglesia, no te lo decía con todas las palabras, pero entre líneas se dejaba entrever claramente la tésis: "sí, sí, pero no hay otra manera de mantenerse 2000 años, y si no nos mantenemos se terminó todo, mejor esto que nada". De hecho, creo que la mayoría de los pesos pesados de la teología de la liberación han bajado la cabeza diciendo: sí, señor pontífice, lo que usted diga, si quiere que nos callemos, nos callamos y punto. ¿Por qué? ¿Por el interés material? ¿Con los toros que han tenido que lidiar esa gente, y la exquisita formación que tienen, ahora se asustan ante la jerarquía? Yo creo que no, creo que están convencidos de que es más útil para la ejecución de sus convicciones estar dentro que estar fuera, pero claro, todos conocemos las implicaciones de ese "estar dentro", todos sabemos lo que ha hecho en ocasiones la iglesia... Sin embargo ellos prefieren estar... Y tampoco hay irse a Hispanoamérica... Aquí, en España, también hay sacerdotes y religios@s de ese jáez... Personas de altura moral fuera de lo común, y una valentía excepcional, en el fondo están aceptando el precio de tragar con unos medios porque la grandeza del fin lo justifica (como ya he dicho no creo que sea para seguir viviendo bien). Eso es lo que me llama poderosamente la atención.

El post termina con interrogaciones, es que yo no lo tengo nada claro... Los casos extremos están claros, pero cuando nos adentramos en la vida real con su infinita escala de grises la cosas cambian...

Bueno, bueno, por hoy ya está bien... Qué lujazo recibir su visita 2 veces... Ha sido una grata sorpresa, no lo esperaba. Todo un placer...