Paternidad


Siempre me he preguntado como miraría Hitler a sus hijos. A menudo pienso que los hijos son la coartada perfecta para ser un cabronazo integral y poder dormir a pierna suelta a pesar de ello. Son la causa por la que merece la pena morir, pero también son la causa por la que merece la pena matar. Las causas por las que se daría la vida son peligrosísimas, pues si justifica el fin de la propia vida, con más razón justifica el fin de la vida ajena.

Veo a diario a los padres de familia entrar en casa después haber estado puteando de lo lindo por ahí fuera. Les veo acariciar las cabezas de sus vástagos con las manos embadurnadas de sangre y de despojos de sus víctimas (ese compañero del trabajo que has apuñalado, ese hermano al que has jodido, ese amigo que has engañado...). Veo como se lavan las manos del horror que han provocado en las desvalidas miradas de sus niños, en la luz de sus sonrisas.

Vaya coartada, los hijos.
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Posdata: agraviados dirigirse a "Paraíso perdido".

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